En Chile cerca del 30% de las personas sufre de dolor crónico, sin embargo, su tratamiento muchas veces es complejo y de largo plazo.
Lo primero que debemos entender es que la función principal del dolor no es indicarnos un daño en nuestro cuerpo, si no informarnos de un riesgo que pudiera generarlo para poder proteger nuestra integridad. ¿Se han fijado que si ponen la mano sobre una estufa les duele, pero no necesariamente habrán sufrido alguna quemadura al momento de retirar la mano? El dolor ha cumplido con su trabajo primordial.
¿Qué es el dolor crónico?
Nuestro cerebro no tiene un área específica para el dolor, si no que interpreta toda la información que recibe, la evalúa en base a varios parámetros como experiencias previas, expectativas, estado actual de salud y contexto ambiental, entre otras y toma la decisión sobre si ese estímulo representa un riesgo entregando una respuesta que puede ser o no dolor. Por razones que aún desconocemos en algunas personas este proceso se altera y la maquinaria comienza a interpretar demasiados estímulos como peligrosos y por ende genera dolor de forma más frecuente.

¿Qué podemos hacer?
El tratamiento farmacológico ataca principalmente el síntoma, ósea el dolor propiamente tal, pero es importante poner en la balanza tanto los efectos secundarios de las drogas como la necesidad de los pacientes de tener una calidad de vida acorde a sus actividades.
Uno de los principales contribuyentes a la permanencia del dolor es el miedo a volver a moverse, levantar pesos, etc. Es este mismo miedo, llamado kinesiofobia, el que genera tanto una interpretación alterada de la información como patrones de movimiento erróneos que generan movimientos compensatorios y que pudieran generar en el mediano y largo plazo nuevas lesiones, perdidas en las capacidades funcionales del paciente y perpetúan el ciclo del dolor crónico.
Kinesiólogos especialistas en el área de las neurociencias del dolor pueden, primero, evaluar si el paciente con el que están trabajando cuenta con las características que lo clasifiquen dentro de este grupo, y luego tomar las medidas necesarias para primero controlar el dolor a límites aceptables y posteriormente retomar las actividades que el paciente considere necesarias que le permitan mejorar su calidad de vida.
Es importante recalcar que, si bien no siempre logramos una desaparición total de los síntomas, si es posible disminuir considerablemente su intensidad, así como el consumo de medicamentos y recuperar las funciones que parecían lejanas por el dolor. Este trabajo se realiza con una colaboración cercana entre paciente y tratante, vital para estas intervenciones y si bien son de más largo plazo presentan una muy buena taza de recuperación.
Si te quedan dudas puedes contactarnos a contacto@neokin.cl y solicitar una hora para evaluación y asesoría.
EQUIPO NEOKIN